El 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una iniciativa para concienciar sobre los riesgos del consumo de tabaco y fomentar hábitos que reduzcan su consumo. Contribuimos a esta causa y te explicamos cómo afecta el tabaco a nuestro aparato digestivo y por qué puede causar acidez.

En un post anterior hablábamos sobre el tabaco y sus efectos respecto la acidez; hoy profundizamos en el tema para que entiendas bien todos los efectos negativos del tabaco sobre nuestra salud digestiva.

Como ya comentamos, fumar relaja el esfínter gastroesofágico, músculo que comunica el esófago con el estómago y que retiene una primera fase de los ácidos causantes del reflujo. Este músculo es el encargado de mantener la comida ingerida en el estómago y evitar que experimentemos reflujo.

También causa la inflamación del esófago, irrita las paredes del estómago, y aumenta la producción de ácido en este. Lo que representa la combinación ideal para sufrir acidez.

Además, se ha demostrado que el tabaco y la nicotina pueden debilitar la epiglotis, una parte de la laringe que impide que pasen los alimentos durante la deglución y nos protege del reflujo gastroesofágico. Según un estudio publicado en la revista especializada Gut, investigadores del Centro Médico de Wisconsin (Milwaukee) demostraron que el tabaco daña este órgano, haciéndonos más propensos a sufrir acidez.

El tabaco no sólo perjudica órganos que intervienen en nuestra digestión – estómago, esfínter esofágico y esfínter –, sino que también perjudica zonas más elevadas del apartado digestivo y respiratorio, elevando el riesgo de padecer trastornos gástricos severos y pudiendo aumentar el riesgo de cáncer de esófago.

¿Conoces algún truquito para dejar de fumar y empezar a respetar más nuestro aparato digestivo? ¡Cuéntanoslo! 😉

Fuentes

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